PENSAMIENTOS INCOHERENTES DE LUCEROS INEXPERTOS

Exploradores selenitas

viernes, 27 de febrero de 2009

CAPITULO NOVENO: "El retorno."


La lúgubre noche de la eterna ciudad ocultó largo tiempo la dulzura nocturna de la magia de "La Bella". Mas escondido en la penumbra mi mente convalecía pretendida por mi corazón, mientras entre sollozos de gloria perdió la noción del tiempo. Todo se hallaba perdido tras los resquicios de un otoño fraudulento convertido en un infernal invierno que cubrió de torcida sonrisa la levedad de la mañana.


Todo hallóse perdido bajo cartones de terciopelo, sin más anhelo que el sordo pasar de los días cimbreando entre los vagones de su vida; pues ese tren nunca cruzaría la frontera. Sumido en el desamparo de un rostro casi mutilado, sollozó una vez más sin consuelo nocturno sucumbiendo a los deseos de una muerte anunciada.


Aquella última noche, "La Bella" se erigía espléndida sobre la eterna ciudad, desafiante y soberbia, limpida de oscuros nubarrones y huidiza de malas tretas. Alzó su mirada hacia ella, mientras observaba la custodia portentosa de los luceros noctámbulos, comprendiendo que la desvanecida esperanza se tornaba de nuevo en vigorosa, la magia recuperaba su esplendor, la noche dominaba la ciudad y él retornaba a la existencia.


El tiempo había sido demasiado, el castigo excesivo y la pena inmortal, mas el retorno de su propio fénix impulsó su corazón que bombeó nuevamente destellos de selene, convirtiendo su agonía en un retorno anhelado.

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