Tendido sobre la hojarasca, escruta el pálido rugir de la noche, más fría y más lúgubre que nunca, "La Bella" se oscurece entre somnolentes nubes borrascosas, mientras él observa el transcurrir de las ideas sin capacidad de detención. Sin comprender totalmente la noche mas conociendo enteramente la noche, balbucea sus últimas palabras lanzando a las nubes su anhelado desafió.
Consciente de su derrota se incorpora sobre sus húmedas rodillas oteando a su alrededor la locura de la ciudad dormida. Su mente dibuja centellos de lúgubres y cálidas noches de otros veranos pasados, pero tras su cortina de recuerdos algo le recuerda la dureza del invierno actual y le convence el corazón con su fría lluvia.
Por fin logra incorporarse del todo y camina durante varios metros sin conocer ni el lugar de destino ni siquiera el motivo de su caminar, mas solamente alcanza a comprender el destino que le espera en la húmeda hierba nocturna, así pues camina y camina durante largos minutos.
Perdido en sus propios pasos, no alcanza destino alguno y decide rendirse a la evidencia de su triste caminar, e inmerso en sus nuevos pensamientos se desploma finalmente sobre la húmeda hojarasca invernal.
La mente lúcida solamente alcanzó a descifrar un único sentimiento entre tanto dolor y una vez más su deseo y anhelo volvió a ser el cálido infierno que le esperaba a su muerte y allí, sentado en su propia desdicha, sucumbió en los fuegos de la otra vida esperando el utópico destino creado.
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